El estrés puede afectar a tus dientes

En los tiempos que corren resulta difícil, y casi sorprendente, no haber sufrido estrés alguna vez.

En los tiempos que corren resulta difícil, y casi sorprendente, no haber sufrido estrés alguna vez. Podemos diferenciar dos tipos, el estrés fisiológico, ante situaciones de supervivencia o amenaza que tienen lugar de manera transitoria, y el estrés no fisiológico, continuado, que es el que más preocupa, pues puede dañar la salud. De este modo, el estrés por sí solo no es algo negativo, es una respuesta natural y necesaria, pero si se perpetúa, resulta contraproducente.

Actualmente, el crónico constituye una enfermedad en sí mismo, formando parte, según la Organización Mundial de la Salud, del 12 % del total de dolencias. Para que se pueda considerar dentro de este grupo, la situación de tensión, ya sea física o emocional, tiene que durar un periodo de tiempo de varias semanas o meses. 

Después de periodos de más ansiedad puede que os resulten familiares las apariciones de herpes, dolores en la mandíbula por tensar demasiado los músculos faciales o bien rechinar los dientes. Además si el estrés es crónico, que perdura en el tiempo, las consecuencias son mayores, incluso pueden llevar a la pérdida de piezas dentales si no se actúa a tiempo.

Sequedad bucal y caries: una de las principales reacciones de nuestro cuerpo ante el estrés es la boca seca. Además, la sequedad bucal es un efecto secundario si se están usando medicamentos para tratar la ansiedad o la depresión.

Gingivitis y Periodontitis: la alteración y la acumulación de la placa bacteriana pueden provocar el sangrado e inflamación de las encías, causando enfermedades sobre los dientes como la gingivitis y la periodontitis. El estrés emocional también se asocia con las enfermedades periodontales.

Aftas y herpes labiales: los herpes son producidos por un virus que habita en los nervios faciales y se reproduce en momentos en los que el organismo tiene menos defensas, como pueden ser los periodos de estrés.

Bruxismo causado por el estrés: es un hábito involuntario que consiste en apretar y/o rechinar los dientes durante las horas de sueño, o incluso despiertos. El estrés es la principal causa de esta patología

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