¿Cómo puede afectar el cloro tus dientes?

No es común, pero puede ocurrir que el cloro que le colocan a las piscinas para garantizar la pureza del agua dañe los dientes o las encías.

 

Es una alerta para todos los que gustan de pasar el día en la piscina durante el verano, cuando el calor agobia. Pero, los efectos pueden nunca verse, debido a que no a todos les perjudica.

Las cantidades de cloro que se coloca en las piscinas es tolerable, pero a largo plazo puede incidir en la resequedad de la boca, al producirse menos saliva y facilitar la proliferación de las bacterias que provocan la caries.

Los niveles de cloro son excesivos o, simplemente, pasamos muchas horas cada día en estas aguas, esto puede llegar a representar un problema para nuestro esmalte dental.

El pH del agua tiene un efecto erosivo que, en pequeña medida, no supone un problema, pero cuyo contacto continuado puede aportar acidez a nuestra boca y provocar el desgaste prematuro del esmalte.

En algunas piscinas, los niveles de cloro son más elevados y este hecho resulta más patente; si observamos algunos de los elementos presentes en las instalaciones que están en continuo contacto con agua -por ejemplo, las barandillas de acceso al agua- y vemos erosión, podremos determinar rápidamente si el agua contiene demasiado cloro.

La acidez es un factor que provoca el deterioro de nuestros dientes; la descomposición de las proteínas que se encuentran en nuestra boca eleva los depósitos orgánicos, haciendo que sea mucho más fácil la aparición de bacterias, placa bacteriana y, finalmente, sarro.

El pH de nuestra saliva tiene unos niveles determinados que se ven elevados por la inmersión en aguas cloradas, razón por la cual el cloro daña los dientes derivando en patologías o un desgaste si no tomamos medidas.

La clave para evitar esto es la hidratación constante cuando se está disfrutando en la piscina. Pero no con bebidas azucaradas y carbonatadas. Es preferible consumir agua o zumos de fruta con poca azúcar.

También puede maximizarse la sensibilidad dental, debido a sus propiedades reactivas, que debilitan el esmalte.

Si una persona ya sufre de sensibilidad dental y se expone largamente al agua purificada con cloro, podría sentir más ese dolor.

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